Brasil lucha por un día de elecciones sin corrupción
Por Stephen Shepherd, Mercadotecnia —
Recientemente, casi todos los ciudadanos brasileños en edad para votar votaron por sus representantes locales y estatales y, lo que es más importante, su presidente. Un caluroso debate sobre el tema de la corrupción comenzó a propagarse en las semanas, meses y aún años previos al día de la elección.
Éstas son las primeras elecciones generales desde el decreto de una ley de «antecedentes limpios» que exige que «todos los postulantes sean «candidatos limpios» sin antecedentes de ganancias ilícitas en sus expedientes.» La ley ya ha descalificado aproximadamente a 250 candidatos, impidiendo que se postulen para puestos públicos.
La mayoría de brasileños están penosamente conscientes de la corrupción de sus representantes, la cual ha causado que organicen demostraciones anti gobierno en una campaña social impulsada por los medios de comunicación y titulada «¡Despierta Brasil!» que llegó a millones en todo el país. Pero poco ha cambiado.
Un legado de corrupción
Muchos que han estudiado la historia brasileña atribuyen las actuales calamidades de corrupción del país en gran parte al gobierno portugués, cuya primera intención en los siglos XV y XVI fue explotar y exportar recursos naturales, no establecer colonias permanentes. Desde entonces, Brasil ha pasado por múltiples golpes de estado militares y siete constituciones. La falta de estabilidad política generalmente ha servido para favorecer a la clase elitista de los ricos, la cual tiene antecedentes de abuso de poder.
Manifestaciones modernas
El sistema moderno ofrece un terreno fértil para que se arraigue la corrupción, debido en gran parte al financiamiento corporativo de las campañas electorales. La actual presidenta Dilma Rousseff y su partido han sido acusados de usar cientos de millones de dólares de sobornos en tratos petroleros por la empresa petrolera estatal Petrobras para financiar su campaña.
Un director de la empresa petrolera declaró que hay docenas de políticos involucrados — principalmente del partido político de Rousseff. La situación nos recuerda el escándalo «dinero-por-votos» que sucedió durante el primer término del mandato de Luiz Inacio Lula Da Silva’s (apodado “Lula”). Lula es el correligionario mentor de Rousseff y fue su predecesor presidencial.
El polígrafo no es un arma incluida en el arsenal anticorrupción
La ley de antecedentes limpios indica progreso, pero no es ninguna panacea. Irónicamente, la detección de mentiras es de legalidad cuestionable en Brasil, dado que intencionalmente invade la privacidad y atenta contra la dignidad. Aunque los ciudadanos tienen hoy más que nunca una menor tolerancia por la corrupción, las autoridades aún no han encontrado soluciones adecuadas, y por ello la lucha continúa.
Hay sondeos que muestran que el senador Aecio Neves, un economista de orientación comercial, lleva una ligera ventaja sobre Rousseff en la ronda final de las elecciones que tendrán lugar más tarde este mes. Sólo el tiempo dirá si los políticos brasileños últimamente electos, especialmente el presidente, tendrán éxito en representar honestamente al pueblo.