Progreso social: Reorientación de la corrupción a la integridad
Por Brianne Burr, Mercadotecnia —
En el mundo de hoy, las normas de moralidad están cambiando rápidamente. Lo que antes era inaceptable como conducta moral o ética a veces se fomenta; de hecho, en muchos casos, las acciones corruptas o inmorales se ven como la ruta a seguir. Personas buenas en condiciones de pobreza socioeconómica son corruptibles.
El profesor de leyes Johannes Chan Man-mun de la Universidad de Hong Kong recientemente habló del tema de los valores sociales en extinción. En sus propias palabras, «La corrupción se ha vuelto más seria. Ya no se trata de que la gente viole la ley; lo que da más temor es que la corrupción se ve como socialmente aceptable» (Ngo 2014).
La sociedad empieza a depender de la ley, no de los principios morales
El sistema jurídico de Hong Kong muestra evidencias de dichas tendencias. Para comenzar, Timothy Ton Hin-ming, ex director de la Comisión Independiente contra la Corrupción, irónicamente procuró excusar acciones corruptas en sus propios gastos excesivos.
La preocupación más grande del profesor Chan Man-mun es la prevalente dependencia de la ley para indicar lo que es correcto y lo que no lo es. La ley no puede hacer eso, declaró, porque la sociedad tiene que ver con mucho más que la ley.
Específicamente, afirmó, «No es sólo asunto de que algo vaya o no en contra de la ley — no se trata de blanco y negro… la prudencia no es algo que nos pueda enseñar la ley — y es algo sin lo que la sociedad no puede existir».
Valores sociales cambiantes
A medida que han cambiado los valores sociales, la corrupción se ha vuelto más aceptable. Una persona con «pérdida de integridad» parece manifestar sus acciones guiada por lo que desea, lo que siente y lo que piensa en el momento, en vez de guiarse por lo que en su corazón sabe que es correcto.
Parece que a muchos ya no les importa la manera en que sus decisiones afectan a los demás. Y ese es un grave reto que enfrenta la sociedad actual, y puede contribuir a la caída social si no se cambia este patrón.
Y entonces, ¿cómo lo cambiamos? Las organizaciones tienen que crear una cultura de honestidad y ética. Comienza en las altas esferas.
El acatamiento de las políticas y procedimientos de ética, así como un «tono» ético en la gerencia superior son algunas de las herramientas disponibles para reeducar a los individuos en cuanto a los principios morales correctos. Tiene que comenzar en algún lugar.
La evaluación de empleo es una herramienta que protege al gobierno. Al implementar la política de hacer evaluaciones periódicas o rutinarias, se puede reducir la corrupción.