Revelando la corrupción: luchas y escándalos dentro de la oficina del Fiscal General de Utah
Por Ashley Mazerolle Marketing –

La corrupción ha afectado a la oficina del Fiscal General de Utah durante más de una década, con escándalos que involucran a múltiples funcionarios, lo que ha erosionado la confianza pública y resaltado la necesidad de medidas preventivas.
Incluso en el Estado ultra-conservador de Utah, la corrupción no es ajena. Independientemente del entorno político, los funcionarios y políticos corruptos encuentran la manera de llegar a posiciones de poder donde pueden ejercer influencia.
El soborno y la corrupción en cargos políticos han afectado a la oficina del Fiscal General de Utah durante más de una década. Los ex fiscales generales John Swallow y Mark Shurtleff estuvieron involucrados en escándalos de corrupción que llevaron a arrestos y juicios. Aunque los cargos contra Shurtleff fueron retirados, Swallow fue absuelto en 2017 tras años de batallas legales.
La oficina continuó envuelta en controversia bajo el mandato del Fiscal General Sean Reyes, quien recientemente anunció su retiro. Su gestión estuvo marcada por acusaciones de conducta poco ética, incluidas sus estrechas relaciones con el controvertido defensor contra la trata sexual Tim Ballard y su organización sin fines de lucro, Operation Underground Railroad. Estas controversias han proyectado una larga sombra sobre la oficina, erosionando aún más la confianza pública.
En las elecciones de 2024, el republicano Derek Brown resultó victorioso en la contienda para suceder a Reyes, obteniendo el 57.8 % de los votos. Brown, ex presidente del Partido Republicano de Utah y ex legislador estatal, venció al demócrata Rudy Bautista y a la candidata del Partido Unido de Utah, Michelle Quist. Bautista, quien llevó a cabo una campaña prácticamente inexistente con solo $100 en fondos, logró obtener el 29 % de los votos, mientras que Quist recibió el 7.2 %.
A pesar de los esfuerzos de algunos demócratas por apoyar a un candidato de un tercer partido, los votantes progresistas carecieron de una alternativa sólida, repitiendo intentos fallidos anteriores de desafiar el dominio republicano en el estado. La victoria de Brown marca otro capítulo en el panorama político de Utah, donde los esfuerzos por contrarrestar el control republicano han tenido dificultades para avanzar.
Una opción es realizar evaluaciones continuas a los funcionarios políticos para detectar la corrupción. Con el uso de tecnología imparcial e inofensiva de detección de mentiras como EyeDetect®, un político puede sentarse tranquilamente frente a una computadora, mirar la pantalla y responder preguntas de verdadero/falso durante 30 minutos. EyeDetect® mide el comportamiento involuntario de las pupilas y el movimiento ocular para indicar respuestas deshonestas.
Con EyeDetect®, estos exámenes son no intrusivos y sencillos, al mismo tiempo que proporcionan resultados científicos con una precisión del 85 por ciento.
Existen leyes en Estados Unidos y otros países que prohíben someter a los empleados a pruebas de detección de mentiras, pero cuando se trata de quienes gobiernan y administran fondos públicos, deberían considerarse medidas preventivas para garantizar la integridad en el servicio público.
Foto de: Ricky Esquivel