El
EyeDetect® es un producto concebido en 2002 para detectar el engaño a través del examen óculo-motor de un sujeto. En el año
2002, el profesor John Kircher,
reconocido experto en la detección del
engaño, y su colega Doug Hacker,
un psicólogo especialista en procesos de
lectura, se plantearon la posibilidad de detectar la mentira a través de los cambios en el tamaño de la
pupila y en el movimiento de los ojos, al leer y contestar un sospechoso a una
serie de preguntas sobre el crimen cometido.
(Imagen facilitada por Converus.Inc)
Específicamente, se plantearon si “los cambios en la carga cognitiva del sujeto podrían afectar al ojo, de tal manera que estos cambios pudieran ser capturados y permitieran detectar el engaño con la misma precisión que el polígrafo”. Entonces, surgió la idea de la detección del engaño a través del examen oculomotor, lo que se convertiría en la tecnología EyeDetect®.
En 2003, los profesores Kircher y Hacker formaron un equipo científico que incluiría a dos científicos expertos en procesos cognitivos, Anne Cook y Dan Woltz. Trabajaron juntos para desarrollar una solución óculo-motriz. En 2009 el Dr. David Raskin se unió al equipo y siguieron mejorando dicha tecnología. Tras dos estudios científicos formales, la tecnología fue lanzada al mercado en abril del 2014.
En 2003, los profesores Kircher y Hacker formaron un equipo científico que incluiría a dos científicos expertos en procesos cognitivos, Anne Cook y Dan Woltz. Trabajaron juntos para desarrollar una solución óculo-motriz. En 2009 el Dr. David Raskin se unió al equipo y siguieron mejorando dicha tecnología. Tras dos estudios científicos formales, la tecnología fue lanzada al mercado en abril del 2014.
Actualmente
existen más de 300 empresas y organizaciones que emplean EyeDetect® en 22
países, sobre todo para fines de selección de personal (seguridad, policía,
justicia) evaluación periódica de empleados, monitoreo de personas en libertad
condicional o concesión de visados. El software de EyeDetect está disponible en
múltiples idiomas, entre ellos el español, el inglés y el árabe.
Algunos de los estudios científicos en los que se
apoya EyeDetect®
Desde
los estudios de Hess y Polt (1960) podemos afirmar que
se verificó la hipótesis sugerida originalmente por Charles Darwin de que la
dilatación de la pupila está relacionada con el miedo y otras emociones.
Hess y Polt especularon que los cambios pupilares son mediados por el sistema
nervioso simpático (SNS) y que estos podrían utilizarse "tanto
cuantitativa como cualitativamente como
una medida de mayor o menor interés y
placer por los estímulos visuales" (Hess y Polt, 1960, p. 350). Dichos
estudios desataron una intensa actividad de investigación en el estudio del
efecto de los estímulos visuales en la dilatación pupilar, aunque la
metodología utilizada en muchos casos presentara claras deficiencias.
Pero además del vínculo encontrado entre emoción y dilatación pupilar, Hess y Polt (1964), basándose en los estudios previos de Bumke de 1911(citado en Hacker, Kuhlman, Kircher, Cook, & Woltz, 2014, pág. 162), encontraron que el esfuerzo cognitivo también se asociaba a la dilatación de la pupila, resultando la respuesta pupilar una valiosa herramienta para el estudio de otros procesos mentales y la resolución de problemas (Hess y Polt, 1964, p. 1192). El descubrimiento de la asociación entre el esfuerzo mental y dilatación pupilar inició una gran cantidad de experimentos que corroboraron que la dilatación de la pupila se asociaba con una mayor dificultad en una amplia variedad de tareas cognitivas (Kahneman y Beatty, 1966; Ahern y Beatty, 1979; Bradshaw, 1968; Schaefer et al., 1968; Just y Carpenter, 1993; Schluroff, 1982; Beatty y Wagoner, 1978; Hyönä et al., 1995, entre otros).
Pero además del vínculo encontrado entre emoción y dilatación pupilar, Hess y Polt (1964), basándose en los estudios previos de Bumke de 1911(citado en Hacker, Kuhlman, Kircher, Cook, & Woltz, 2014, pág. 162), encontraron que el esfuerzo cognitivo también se asociaba a la dilatación de la pupila, resultando la respuesta pupilar una valiosa herramienta para el estudio de otros procesos mentales y la resolución de problemas (Hess y Polt, 1964, p. 1192). El descubrimiento de la asociación entre el esfuerzo mental y dilatación pupilar inició una gran cantidad de experimentos que corroboraron que la dilatación de la pupila se asociaba con una mayor dificultad en una amplia variedad de tareas cognitivas (Kahneman y Beatty, 1966; Ahern y Beatty, 1979; Bradshaw, 1968; Schaefer et al., 1968; Just y Carpenter, 1993; Schluroff, 1982; Beatty y Wagoner, 1978; Hyönä et al., 1995, entre otros).
Tras el surgimiento de los
modernos rastreadores oculares, que proporcionan medidas continuas de posición
de la mirada, así como del tamaño de la pupila, un estudio realizado en 1992 por Baker et al. (citado en Hacker, Kuhlman,
Kircher, Cook, & Woltz, 2014, pág 163) allanó el camino para que un
destacado grupo de científicos (Hacker, Kuhlman, Kircher, Cook, & Woltz) se
iniciara en la investigación sobre las mediciones oculomotoras, obtenidas
durante la lectura, para detectar el engaño.
Hoy sabemos que los cambios
en el tamaño de la pupila pueden deberse a diversas causas, como los cambios de luz (ajustando el iris la
cantidad de luz que entra en el ojo), los cambios
en el enfoque (ej. de objetos cercanos y lejanos), como respuesta de sobresalto (el iris se
dilata rápidamente cuando una persona está expuesta a ruidos fuertes o
rápidos, o a un contacto físico
inesperado), la fatiga (según Hess,
1972, la constricción pupilar correlaciona con la fatiga), la excitación emocional (Hess y Polt, 1960;
Partala et al., 2000; Bradley et al., 2008) y la carga cognitiva (las dilataciones
pupilares ocurren como una función directa de la intensidad del esfuerzo mental).
Respecto a la carga
cognitiva, son muchos los trabajos que han puesto de manifiesto que las
respuestas pupilares evocadas por la tarea (TEPR,s) proporcionan un índice psicofisiológico
fiable de la carga cognitiva durante el desempeño de una amplia variedad de
actividades mentales (recuerdo y transformación de cadenas de dígitos,
multiplicación mental, memorización de palabras, procesamiento de letras,
etc.). También sabemos que las demandas de procesamiento aumentan cuando la
comprensión de la oración se vuelve más difícil y que el aumento de las
demandas sobre los recursos para leer textos más complejos, pueden ser
mejorados asignando más tiempo a la comprensión (Just & Carpenter, The
intensity of dimension of thought: pupillometric indices of sentence
processing, 1993) .
Cuando el texto es difícil de comprender, "el proceso de comprensión puede
mantener su velocidad y sacrificar la precisión o sacrificar su velocidad y
mantener su precisión"(Just &
Carpenter, The intensity of dimension of thought: pupillometric indices of
sentence processing, 1993, pág. 334) , dependiendo
probablemente de si el objetivo es la comprensión del texto o completar la
tarea de lectura (Hacker, Kuhlman, Kircher, Cook, & Woltz, 2014,
pág. 170) .
Por su parte, el
parpadeo, además de humedecer el ojo, probablemente cumpla muchas otras
funciones como la de regular los flujos de información visual entrantes para
facilitar el procesamiento de información (Hacker, Kuhlman, Kircher, Cook, & Woltz, 2014,
pág. 171) .
La tasa de parpadeo, por su parte, se ha asociado con variables como el nerviosismo, el estrés, la fatiga y los estados de ánimo. En general, los estados de ánimo agradables se asocian con menores tasas de parpadeo, mientras que los estados de ánimo desagradables se asocian con mayores tasas de parpadeo(Tecce, 1992) . Por su parte,
Andreassi (1973) y Bauer et al. (1985) demostraron que los
parpadeos responden a las demandas cognitivas, en el sentido de que los
parpadeos se inhiben bajo altas demandas cognitivas y aumentan cuando las
demandas son bajas. También sabemos que el parpadeo puede interferir
potencialmente con las medidas pupilométricas de la dilatación pupilar asociada
a la carga cognitiva (Fukuda, Stern, Brown,
& Russo, 2005) .
En este sentido, el cierre del párpado reduce la cantidad de luz que entra en
el ojo, poniendo momentáneamente el iris en la oscuridad, por lo que la pupila
debe dilatarse con el cierre del párpado y contraerse con la apertura del mismo,
ya que la retina se inunda de luz.
La tasa de parpadeo, por su parte, se ha asociado con variables como el nerviosismo, el estrés, la fatiga y los estados de ánimo. En general, los estados de ánimo agradables se asocian con menores tasas de parpadeo, mientras que los estados de ánimo desagradables se asocian con mayores tasas de parpadeo
Los estudios de Siegle et
al.(2008) , pusieron de
manifiesto que la dilatación pupilar y el parpadeo pueden ser medidas
complementarias del procesamiento de la información, en el sentido de que los
parpadeos nos proporcionan valiosa información sobre inicio y fin del
procesamiento de la información, mientras que la dilatación pupilar lo hace
sobre la carga cognitiva. Estos autores demostraron que el parpadeo se
pronuncia justo antes de la máxima carga cognitiva, se inhibe a medida que la
dilatación pupilar aumenta con el máximo rendimiento y se hace más pronunciado
de nuevo después de esa carga cognitiva máxima. Así estos autores concluyeron
en su estudio que la tasa de parpadeo, junto a la dilatación pupilar, “pueden
proporcionar una validez convergente para las explicaciones que implican el tiempo transcurrido de la carga
cognitiva desde la preparación, inicio de la carga, procesamiento máximo y
desplazamiento o recuperación de la carga cognitiva" (Siegle,
Ichikawa, & Steinhauer, 2008, pág. 686) .
También existe una amplia investigación que pone de manifiesto que mentir es, desde el punto de vista de la carga cognitiva, más exigente que decir la verdad(Lubow &
Fein, 1996; Seymour, Seifert, Shafto, & Mosmann, 2000; Johnson, Barnhardt,
& Zhu, 2005; Vendemina, Buzan, & Green, 2005; Walczyk, Roper, Seemann,
& Humphrey, 2003; Vrij, Mann, Kristen, & Fisher, 2007; Vrij A. , 2008;
Vrij, y otros, 2009; Walczyk, Mahoney, Doverspike, & Griffith-Ross, 2009) .
Trabajos citados
También existe una amplia investigación que pone de manifiesto que mentir es, desde el punto de vista de la carga cognitiva, más exigente que decir la verdad
Respecto a los estudios de
los movimientos
oculares que ocurren durante la lectura, Just y Carpenter(1987) sostienen que cuando
se lee cada palabra, sus atributos semánticos se activan inmediatamente, es
decir, que el lector interpreta inmediatamente el significado de la palabra. También
sostienen que las fijaciones que efectúa un individuo durante la lectura,
cuando estas se acercan a 1000 ms, indican que el lector puede tener dificultad para entender la palabra o identificar sus múltiples significados, o que el le da mayor relevancia a esa palabra. Durante
la lectura normal, con el movimiento predominante de izquierda a derecha de los
ojos, la lectura procede a través de un patrón que incluye los ojos fijados
primero en una colección de caracteres o espacios, seguidos de movimientos
rápidos, llamados sacudidas, a la siguiente colección de caracteres o espacios (Hacker, Kuhlman, Kircher,
Cook, & Woltz, 2014, pág. 175) . En general, con el
aumento de la longitud de la palabra, aumenta la probabilidad de fijar una
palabra. Además, a medida que aumenta la dificultad conceptual de un texto,
aumenta el número y la duración de las fijaciones, disminuye la longitud de la sacudida y aumenta la frecuencia de las regresiones,
es decir, de sacudidas hacia atrás (Hacker, Kuhlman, Kircher,
Cook, & Woltz, 2014, pág. 176) .
Supuestos
teóricos en los que fundamenta su tecnología
Uno de los
supuestos fundamentales es que mentir
provoca sutiles cambios en el comportamiento ocular humano debido a la carga cognitiva que se genera al mentir.
Ese mayor esfuerzo cognitivo producirá determinados efectos en el
comportamiento ocular, produciéndose dilatación
pupilar, aumento del tiempo de lectura
y relectura y disminución de la tasa
de parpadeo. No obstante, el engaño también evocará una respuesta emocional
con efectos en la dilatación pupilar y en otras respuestas fisiológicas, como
hemos mencionado.
EyeDetect® utiliza un
sensor rastreador de ojos de alta velocidad (eyetracker) para medir los cambios que se producen en el
comportamiento ocular (toma 60 medidas por segundo, principalmente dilatación
pupilar, tasa de parpadeo y fijaciones) mientras que la persona lee sobre la
pantalla de un ordenador, y responde con el teclado a preguntas de verdadero o
falso.
Funcionamiento de EyeDetect®
Después combina estas mediciones de manera matemática
para detectar el engaño La prueba dura entre 30 y 40 minutos y los resultados
pueden estar listos en unos 5 minutos.
Según
diversos estudios de campo, esta tecnología tendría una precisión del 85%,
ampliable a casi el 99% cuando se emplea en combinación con el polígrafo.
Cómo se lleva a cabo la prueba
El sujeto
que realiza la prueba se sienta frente a un ordenador y coloca su barbilla sobre
un reposa-barbilla para fijar su posición. Posteriormente se calibra el rastreador siguiendo el sujeto un punto
rojo con sus ojos.
(Imagen facilitada por Converus.Inc)
A continuación, el sujeto responde a las preguntas que
aparecen en la pantalla de un ordenador, como “verdadero” o “falso”, mientras
que el rastreador de ojos detecta los cambios que se van produciendo en los
ojos, tales como el diámetro de la pupila, el parpadeo, la posición de la
mirada, etc.
Las respuestas a estas preguntas, junto con los
cambios pupilares y los movimientos oculares son capturados con precisión por
el escáner óptico y finalmente son encriptados
y almacenados de manera segura en un disco
duro.
Al término de
la prueba, los datos se cargan, de manera segura, desde el disco duro seguro a un servidor
en la nube, donde un potente ordenador ejecuta el análisis y genera un informe
detallado. En esencia, por medio de una ecuación
de regresión logística, EyeDetect calcula la probabilidad de veracidad.
A los pocos
minutos, el personal autorizado puede acceder al informe a través de un
navegador de Web, o de un dispositivo móvil, para ver las respuestas
individuales y las calificaciones de credibilidad de Converus. Esta
calificación da la probabilidad de que el individuo sea veraz.
Utilidad
del EyeDetect®
Según publica la propia
compañía Converus, la mayoría de las
empresas de los países donde es legal administrar las pruebas de detección de
mentiras en el lugar de trabajo, utilizan EyeDetect® para la selección de
candidatos a determinados puestos de trabajo y para el control periódico de sus
trabajadores. Citan su idoneidad para la selección
de candidatos a puestos del gobierno, policía
y funcionarios de prisiones; así como
para la depuración de los solicitantes de
visado, inmigrantes, delincuentes sexuales en libertad
condicional, etc. Como curiosidad, también recomiendan su uso en ámbitos de
la seguridad nacional, en concreto para detectar terroristas entre los
refugiados sirios.
Trabajos citados
Andreassi, J. L. (1973).
Alpha and problem solving: a demonstration. Perceptual and Motor Skills
, 36, 905-906.
Bauer, L., Strock, B.,
Goldstein, R., Stern, J., & Walrath, L. (1985). Auditory discrimination
and the eyeblink. Psychophysiology , 22, 629-635.
Bradley, M. T., Micolli, L.,
Escrig, M. A., & Lang, P. J. (2008). The pupil as a measure of emotional
arousal and autonomic activation. Psychophysiology , 45,
602-607.
Bumke, O. (1911). Die
Pupillen Störungen, Die Geistes, und Nervenkrankheiten. Jena: Fischer.
Fukuda, K., Stern, J. A.,
Brown, T. B., & Russo, M. B. (2005). Cognition, blinks, eye-movements, and
pupillary movements during performance of a running memory task. Aviation,
Space and Environmental Medicine , 76 (7 Suppl.), C75-C85.
Hacker, D. J., Kuhlman, B.
B., Kircher, J. C., Cook, A. E., & Woltz, D. J. (2014). Deecting Deception
Using Ocular Metrics During Reading. En D. C. Raski, C. R. Honts, & J. C.
Kircher, Credibility Assessment: Scientific Research and Aplications
(págs. 159-216). Oxford, Reino Unido: Academic Press.
Hess, E. H. (1972).
Puppillometrics. En N. S. Greenfield, & R. A. Sterbach, Handbook of
Psychophysiology (págs. 491-531). New York: Holt, Rinehart and Winston.
Hess, E. H., & Polt, J.
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Hess, E., & Polt, J. M.
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problem-solving. Science , 143, 1190–1192.
Johnson, J. R., Barnhardt,
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47, 310-339.
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Applied , 2, 164-177.
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stimuli. En Proceedings of the 2000 Symposium on Eye Tracking Research and
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following cognitive load indexed by pupillary responses. Paychophysiology
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workload, and reaction time in deception. American Journal of Psychology
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lies and deceit. Pitfalls and opportunities (Second edition). Southern
Gate, Chichester: Wiley.
Vrij, A., Leal, S., Granhag,
P., Mann, S., Fisher, R. P., Hillman, J., y otros. (2009). Outsmarting the
liars: the benefit of asking unanticipated questions. Law and Human
Bahavior , 33, 159-166.
Vrij, A., Mann, S., Kristen,
S., & Fisher, R. P. (2007). Cues to deception and ability to detect lies
as a function of police interview styles. Law and Human Behavior ,
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Walczyk, J., Mahoney, K.,
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response time and consistency of answers as cues to deception. Journal of
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Walczyk, J., Roper, K.,
Seemann, E., & Humphrey, A. (2003). Cognitive mechanisms underlying lying
to questions: response time as a cue to deception. Applied Cognitive Psychology , 17, 755-774.
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